Muchas veces, los trabajadores no renuncian a las organizaciones, sino a su jefe. Piensa en los trabajos anteriores que has tenido. Por una razón u otra, decidiste que un trabajo concreto no era para ti y te fuiste. Ahora que has tenido tiempo de pensar y reflexionar, ¿por qué exactamente, dejaste esa empresa? ¿Fue por el dinero? ¿No coincidían tus valores fundamentales con los de la empresa? ¿O la relación con tu jefe simplemente se acabó?
Propósito y relaciones:
Ziggy Liaquat, ex director de operaciones de Pearson y experto en liderazgo, cree que deben ocurrir dos cosas para que los trabajadores sean felices y permanezcan en una organización. Tienen que conectar su propósito personal con el propósito de la organización y los trabajadores, tienen que sentirse inspirados por la dirección para tener éxito y quedarse. En otras palabras, tiene que haber una conexión entre las personas.
La hipótesis de Liaquat afirma: «Si como líder puedes conectar tu propósito en el mundo con tu propósito en el trabajo, entonces tu pasión por lo que haces correrá por tus venas. Inspirarás y motivarás a la gente con facilidad y tomarás decisiones difíciles con valor. ¿Por qué? Porque estás siendo auténtico y fiel a tu propósito”.
Así que es una especie de calle de doble sentido. Los trabajadores necesitan ser inspirados por la dirección y la dirección necesita ser auténtica y fiel a su propósito. ¿Qué sucede cuando una de estas cosas no se alinea?
La persona con la que trabajas es importante:
Eric Reed, de thestreet.com, recibió un sabio consejo durante sus años de estudiante. «Elige a las personas con las que quieres trabajar, no el puesto. Lo mucho que te gusten tus compañeros de trabajo determinará el 90% de tu felicidad en la oficina«. El artículo de Reed continuaba diciendo que, según Accenture, la investigación mostraba que de las cuatro razones principales que la gente daba para dejar una empresa, las cuatro tenían que ver con la dirección y el entorno del personal. Las cuatro razones eran: no les gusta su jefe (31%), falta de autonomía (31%), política interna (35%) y falta de reconocimiento (43%).
Esto se relaciona con un estudio realizado por Harris Interactive que afirma que el 74% de las personas hoy en día considerarían la posibilidad de encontrar un nuevo trabajo, con un 32% de los que lo buscan activamente. En un mercado laboral supuestamente estable, eso es mucho movimiento potencial. Y gran parte de ese movimiento podría evitarse si se prestara un poco más de atención a la relación entre el trabajador y el jefe.
¿Qué se puede hacer?
Cuando se trata de alinear el propósito de una persona con el de la empresa, eso es algo que debe ser bien investigado y establecido durante el proceso de entrevista y, en el peor de los casos, cimentado al final del proceso de incorporación. Si resulta evidente que ambos no encajan, seguir adelante no es beneficioso para ninguna de las partes.
Cuando se trata de la relación jefe trabajador, la responsabilidad recae en ambos lados de la mesa. Sin embargo, el elemento humano debe reinar siempre por encima de los detalles del trabajo. No todos los proyectos cumplirán el plazo, ni saldrán como estaban previstos, ni serán de la máxima calidad que te habías imaginado en un principio. La clave está en aprender de los errores y avanzar a partir de la experiencia, pero siempre preservando la relación bidireccional.
Es fácil ser un gran gestor o empleado cuando las cosas van bien. Cuando llega el estrés y el trabajo parece insuperable, es cuando se pone a prueba la verdadera capacidad de un líder para mantener a las personas en primer lugar.
Aunque algunos proyectos tendrán éxito y otros fracasarán, un directivo prosperará cuando trate a los trabajadores como seres humanos en primer lugar y, como empleados, en segundo lugar. Aprender de los errores es fácil, pero no lo es tanto recuperarse de una condena personal cuando algo sale mal. Tratar a las personas con respeto en todo momento es primordial para que los líderes conserven el interés y la dedicación de quienes les reportan.
Conclusión.
¿Tu jefe entiende y respeta lo que es verdaderamente importante para ti? ¿Conecta a nivel humano? ¿Es tu jefe alguien con quien estarías dispuesto a tomar una cerveza después del trabajo? Si has respondido afirmativamente a estas preguntas, probablemente estés trabajando para alguien que entiende y acepta el elemento humano de la relación jefe trabajador. Si la respuesta es negativa, quizá sea el momento de desempolvar ese currículum.