Compartimos algunas claves para ayudarte:
1- Escribe lo que tienes en mente. Tienes esta cosa en la que estás pensando y te está consumiendo, agobiando. Anotar esta idea puede permitirle dejarla ir y ayudar a liberar tu mente. Una vez que está en papel, ya no necesitas llevarlo en tu mente.
Esta es la solución perfecta cuando tienes un pensamiento específico circulando en tu mente y drenando tu energía. Escribir te ayuda a concentrarte en el presente.
2- Jugar un videojuego. Un elegante término científico conocido como absorción cognitiva describe el enfoque profundo necesario para jugar videojuegos a un alto nivel, lo que distrae efectivamente tu mente de vagar por otros lugares. Divertite y cambia tu mentalidad al mismo tiempo.
3- Usa técnicas de relajación muscular progresiva. Centrarse en tu cuerpo te quita los pensamientos del trabajo. El proceso es muy simple: concentrate en áreas específicas de tu cuerpo y dirigí tus energías a esas partes específicas, de una a la vez.
4- Ponte cómodo, respira profundamente por la nariz y por la boca, cada una de aproximadamente cinco segundos de duración. Comienza por los pies y vaya subiendo (o viceversa). Mientras exhala, relaje la parte del cuerpo en cuestión y comience a pensar en la siguiente parte del cuerpo y repita el proceso hasta llegar a la cabeza. Termine con una respiración final de 5 segundos para liberar el último estrés.
5- Distraete. ¿Suena fácil verdad? Bueno, puede ser si te esfuerzas lo suficiente. Escucha los sonidos en la habitación, como un reloj o el zumbido de un aire acondicionado. Concentrate en ese ruido. ¿Cómo suena? Cuanto más te enfocas en ello, menos piensas en el trabajo.
Puedes contar los azulejos en el piso, las líneas en la pared, sentir la textura de tu ropa.
Si bien esto puede no tener sentido, la clave es crear una distracción momentánea que interrumpa el proceso repetitivo de pensamiento sobre el trabajo en tu mente. Una vez que hayas cortado los pensamientos negativos, puedes reanudar tus actividades diarias.
6- ¡ALTO! Si vocalizas esta palabra, o cualquier otra, inmediatamente traerá tu cerebro al presente y lo cambiará efectivamente del modo no productivo. Es el equivalente humano a presionar el botón de reinicio. Una vez que hayas salido de tus implacables patrones de pensamiento, busca inmediatamente un pensamiento diferente. Una sugerencia útil es preguntarte:
¿Dónde estoy ahora? ¿Qué me gusta de dónde estoy ahora? ¿Qué quiero hacer o pensar en este momento? ¿Qué me hace feliz?
Ninguna de esas cosas debe girar en torno al trabajo. La simple reflexión sobre las cosas que te hacen feliz y las cosas que te hacen sentir bien, son un gran remedio para cambiar tu mentalidad.
Está bien disfrutar y comprometerte con tu trabajo. La mayoría de las personas con ética laboral quieren hacer lo mejor que pueden en su trabajo. Solo recuerda que también existe una vida fuera y que ésta no debe verse comprometida debido a la búsqueda interminable de ser el mejor en tu carrera. La clave es tener un equilibrio, y con el equilibrio, puedes lograr el éxito a largo plazo.
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